La informalidad laboral hasta cuándo

Sé que lo que  voy a escribir es impopular. Pero no es posible que organizaciones sindicales, algunos congresistas y parte del ejecutivo defiendan solo los derechos laborales del 29 por ciento de trabajadores mientras que el 71 por ciento de personas son informales.

La informalidad se refleja en aquella gente que a diario venden caramelos, chocolates, helados y un sin fin de cosas, sin contar con aquellos aprendices de fakir que ponen en riesgo sus vidas, introduciendo clavos en la nariz o un sable por la  bocas, a cambio de conseguir unas monedas de asustados observadores ocasionales.

Ya es tiempo de pensar en los desempleados, en los recurseros, los ambulantes y aquellos que viven muchas veces de la caridad pública. 

Es urgente que el Congreso de la República ponga a debate, de una vez por todas, un proyecto de ley  general del trabajo que contemple un seguro médico desde el primer día;  hora trabajada,  hora pagada y un seguro de desempleo. 

La norma debería precisar que el contrato de un trabajador con la empresa, se activa con su número de EsSalud o su DNI en la SUNAT.  A partir de ahí es un trabajador formal, que recibe una remuneración semanal, quincenal o mensual por trabajo realizado.  Desde el primer día se activa el seguro médico y cuando se acabe la relación laboral puede acceder a un seguro de desempleo. 

Otra propuesta interesante,  desde mi punto de vista,  es que los empleos tengan la misma remuneración a nivel nacional, Se podría comenzar con la Remuneración mínima vital, RMV, de esta manera se incentiva a los interesados, migrar al lugar donde está el trabajo. 

Considero que ya se defendió el derecho de una minoría,  es hora de atender al grueso de la población  que por años se ha buscado vida, como mil oficios, para llevar un pedazo de pan a su mesa y que necesita un trabajo digno. Ya basta de ser un ciudadano de segunda categoría. 

Mientras tanto para atenuar el impacto de la falta de trabajo, agudizada por la migración venezolana, el gobierno debería activar programas de empleos temporales  en coordinación con las municipalidades para ofrecer trabajos de arreglos de pistas, veredas, jardinería, pintura y otros a personas necesitadas y de escasos recursos. Eso también es inclusión social.