Una mención especial merecen aquellas personas que venden a diario subiendo a los vehículos del transporte público, al que ofrece agua y gaseosas en los semáforos y al que camina cuadras y cuadras ofreciendo de todo para ganarse unos soles y poder de esta manera llevar algo a sus casas.
Que este día sea el inicio del fin del emprendurismo precario y el comienzo de la capacitación de personas, para que, una vez entrenadas puedan cumplir con los objetivos laborales y que la remuneración que reciba le permita una vida digna que satisfaga la necesidad de él y su familia.